lunes, 14 de junio de 2010

Hoy me apetece



Hoy me apetece sonreir. Sin motivo aparente. Me apetece desearle los buenos días al más gilipollas de mis vecinos de una manera que roce lo teatral. Incluso lo circense. Me apetece cruzarme por la calle con esa gente a la que siempre trato de evitar porque ya no hay nada de lo que hablar. Hoy me cruzaré de acera; no para esquivarles, sino para topármelos de bruces e irremediablamente preguntarles por sus nada apasionantes vidas. Y me apetece que hipócritamente se interesen por la mía. Me apetece creerme a pies juntillas las conclusiones que extraigo, posiblemente muy alejadas de la realidad. Y me apetece conjeturar sobre ellas. Me apetece demostrar la conjetura de Goldbach y que me recompensen con 10 millones de dólares. Me apetece aparcar mi siempre prudente modestia y ser el mejor alumno, el mejor profesor, el mejor novio, el mejor amante. Me apetece que me feliciten por ello. Que me aplaudan por mis logros.
Me apetece ser descarado y seguirte con la mirada. Me apetece perseguirte hasta el baño y cerrar la puerta por dentro. Me apetece acariciar suavemente cada centímetro de tu anatomía mientras observo como el gesto de tu cara se torna pecaminoso. Me apetece hacer que te relamas y me apetece relamerme. Me apetece enmudecerte con un beso. Que me inmunices con tu saliva. Advertirte de que pueden oirnos. Saltarte mis advertencias y que nos expulsen por escándalo público mientras el resto del mundo nos observa con una mezcla entre envidia y animadversión. Me apetece que me prohiban el acceso, por pernicioso. Que me señalen con el dedo y que cuchicheen de mi a mis espaldas.
Me apetece que llueva en Madrid torrencialmente y que me pille de imprevisto. Sin paraguas ni ropa de abrigo. Me apetece que el autobús me moje los vaqueros cuando las ruedas hacen salpicar los charcos. Calarme hasta los huesos cuando esa nube negra sacuda sin piedad las aceras de mi barrio.
Y es que hoy, no hay ni tormenta de verano, ni nube negra, ni chaparrón que se precie que me borre la sonrisa de papanatas que llevo dibujada en la cara. Sin motivo aparente. Hoy me apetece sonreir.

martes, 8 de junio de 2010

Huelga

Hoy, 8 de junio, los funcionarios de este país estaban convocados a huelga. Se manifiestan en contra de las bajadas salariales a los trabajadores del Estado anunciadas recientemente por el Gobierno socialista como medida de contención del gasto. Y es que, es comprensible en parte: a nadie le gusta que le bajen el sueldo un 5 por ciento. Pero piensen ustedes, señores funcionarios, que si trabajaran para una empresa privada es posible que no sólo hubieran visto como su sueldo habría mermado, sino que previsiblemente estarían de patitas en la calle. Es fácil darse cuenta de que aquí todo el mundo quiere ser empleado público. Es un trabajo seguro, tiene buen horario, y aunque no tiene los mejores sueldos, suele ser un trabajo cómodo. Así nos va, la productividad española es irrisoria y en parte, es porque tenemos demasiado funcionariado.
Comparemos:

España: 46 millones de habitantes. 3 millones de funcionarios
Alemania: 82 millones de habitantes. 0.8 millones de funcionarios.

Pero romperé una lanza a su favor: Yo quiero ser funcionario. Los que hemos trabajado en la empresa privada sabemos cuan satisfactorio resulta embolsarte la escandalosa cifra de 0 euros/hora extra. Quiero salir de la oficina a las 15 de la tarde y apagar mi ordenador a esa hora. ¿Qué se cae Roma? !Qué se caiga! Mañana, después del café, se levanta.
!Y también quiero secundar la huelga! Pero no la de hoy. !Quiero secundar una huelga general! Una huelga general personal. Me manifiesto en contra de los siguientes aspectos:

-No reconocer la existencia de la república independiente de mi corazón. Tiene su bandera, su himno y su letra. Incluso su propio dialecto: completamente ininteligible para su dueño.
-Seguir sintiendo por personas que, voluntaria o involuntariamente sólo me han procurado dolor.
-No sentir absolutamente nada por aquellas personas que se esfuerzan por sacar lo mejor de ellos para conmigo.
-Intentar atraer a aquellas personas a las que sé que no intereso
-Atraer a aquellas personas por las que no estoy interesado.

Hala! Me haré una pancarta. Cualquier día me veis en la Puerta del Sol...

viernes, 4 de junio de 2010

Realismo mágico.


Me estoy leyendo 'Cien años de Soledad', de Gabriel García Márquez. No es lo primero que leo de este hombre (La hojarasca, Crónica de una muerte anunciada) y, sé a ciencia cierta que es un buen libro: me lo han recomendado varias personas. Aunque no era necesario: es la tercera vez que empiezo a leérmelo; pero por unas cosas o por otras, al final jamás he concluído el árbol genealógico de la familia Buendía. Seré constante. Esta vez hasta me estoy leyendo el prólogo (Unas 100 páginas a modo de telonero. Pero son necesarias para ponerte en ambiente y para sentar unos antecedentes que debes conocer). La crítica encasilla esta obra dentro del llamado realismo mágico. Y es que, esta narración que parte de elementos realistas se interna en una descripción pormenorizadora de los hechos, los personajes y la naturaleza de América, en la que "lo real" convive con "lo mágico".
Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar algo similar a este 'realismo mágico'. Ni siquiera hace falta abrir las páginas de un libro. Existe en el día a día, en lo cotidiano:

-Ken ya no me llama.
-Barbie, muñeca (valga la redundancia): Si Ken no te llama, es porque no le da la gana.
-Seguramente estará muy ocupado.
-Seguramente. Es posible que esté ocupado cepillándose a la Nancy, a la Bratz y a cualquier otra muñeca de la competencia que se le ponga a tiro de piedra.
-¿Por qué eres tan cruel conmigo?
-No soy cruel. Sólo REALISTA.
-Pero si no se cansaba de repetir lo guapa que era. ¿Es que acaso mentía?
-No mentía. Eres preciosa. Sécate esas lágrimas y búscate un Madelman, de esos grandotes. Esos sí que saben hacer verdadera MAGIA.

miércoles, 2 de junio de 2010

Cambio de registro

Sorprendido me encuentro al leer la entrevista concedida por Miley Ray Cyrus a un archiconocido periódico de tirada nacional. Anonadado me hallo.!Alucinante! (O Awesom como dice la propia Miley con su marcado inglés americano). En términos generales afirma que quiere cambiar de registro. Que ya no quiere ser Hannah Montana. (A mi me parece genial. Sólo le deseo mejor suerte que las que otrora fueran princesitas Disney; vease la cantante de Hit me baby one more time). Pero no se queda ahí la cosa.!No!No! !Va más alla! Además confirma que se ha despojado de la pulsera de la virginidad que tanta presión ejercía sobre ella (Dónde ejercía la presión ya es otro cantar...Nos quedaremos sin resolver este misterio). Y no contenta con todo esto acaba defendiendo a capa y espada los matrimonios homosexuales (Yo me sé de una compatriota suya; una correcta Miss California; que perdió la corona precisamente por este tema).

!Cómo si fuera tan fácil cambiar de registro!!Cómo si cambiar de estilista y subirse a unos tacones de vértigo le convirtiesen en otra persona!
Hay que decir que efectivamente, ha cambiado físicamente. No hay más que ver su último videoclip: 'Cant be tamed' (Algo así como 'No puedo ser domada' o 'Indomable')para darse cuenta de lo que la progesterona ha hecho con ella.

Pero, por lo general, las personas no cambiamos a lo largo del tiempo. Aunque quizá sí evolucionemos gracias a la experiencia y madurez y seamos capaces de modificar determinados aspectos de nuestra personalidad:
-Pepito tendría que cambiar mucho para que esto funcionase.

Pues bien, Pepito no va a cambiar. Podrá ceder o no, amoldarse o no, dar su brazo a torcer o no hacerlo. Pero Pepito es Pepito. Y una de dos: O asumes todo lo que implica Pepito o quizá tengas que cambiar de Pepito a Juanito. Algo así como un cambio de registro...
Esto es así: !Os lo juro por Hannah Montana! Oops, perdón: !Os lo juro por Miley Cyrus!

Its not fair!

Recién levantado por la mañana me dispongo a verificar una serie de algoritmos iterativos cuando de repente escucho una voz tenue y femenina:

"Oh, he treats me with respect
He says he loves me all the time
he calls me fifteen times a day
he likes to make sure that im fine
You know i've never met a man
who's made me feel quite so secure
he's not like all 'em other boys
they´re all so dumb and inmature"

No me encontraba lo suficientemente dormido como para suponer que la dulce voz de Lily Allen me regalaba los oídos de aquella manera. Un concierto privado en mi habitación no parecía demasiado coherente. Me sonaba el móvil. Y en la pantalla aparecía un número que mi agenda no era capaz de reconocer:
-Sí, ¿Dígame?
-Hola.
No había duda de quien era. Una palabra y un pronunciado acento gallego eran suficiente como para que mi mente asociara inconfundiblemente esa voz con alguien a quien hace año y medio que no veía.
-Hombre! Qué tal? Qué es de tu vida?
-Bien, todo bien. Oye....necesito que me hagas un favor...
-Claro! Dime que he de hacer....

Y es que, esto parece ser la tónica habitual de la vida: Gente que aparece y desaparece, como el Guadiana, sin dar explicaciones. Amigos íntimos del pasado que hoy en día son perfectos desconocidos o aquella persona por quien perdías los pantalones hace tiempo y que hoy no te despierta sino la más dolorosa de las indiferencias.
Hay quien llama a esto evolución natural de las relaciones humanas. Hay quien lo llama oportunismo. E incluso grandísima putada.
En mi opinión es una mezcla de todo: Las relaciones evolucionan de A a B de una forma natural si ambos miembros quieren que así sea; como si la ley del silencio hubiese firmado un acuerdo tácito entre los dos individuos. Pero cuando es uno de los miembros el que impone que la relación evolucione de A a B ahí cambia la cosa. El 'impostor' consigue su objetivo, sí, pero el 'impuesto' lejos de conseguirlo observa, irremediablemente, como cada vez se aleja más.

Y es que, como dice Lily; mi amor platónico:
'And then you make this noise and it's apparent it's all over'



PD: Por si hay algún interesado. La canción es la siguiente: al más puro estilo Dolly Parton!!